A veces no tenemos ganas de leer y no leemos nada. Otras leemos en nuestra mente o en nuestro móvil, o miramos.
Pero, sorpresa, a veces leemos. Y últimamente hemos leído Nada, de Carmen Laforet. Nos ha gustado Nada, a algunas les ha gustado mucho a otras no tanto.
Y, jugando con nada, con la palabra, he recordado un soneto de José Hierro. Y así dejo una conexión entre Hierro y Laforet... por si surge algo ( o nada).
VIDA
A Paula Romero
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada).
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.