Podéis leer la carta que inspiró el poema y luego escucháis a Serrat.
Hemos dicho muchas veces que lo que no está en el texto no existe. Solo miramos lo que dicen las palabras en el poema, la información externa son "cotilleos".
Hoy toca una excepción porque la historia que rodea a este poema de Miguel Hernández es tannnn entrañable, tannn humana, que uno quiere salirse de la nana y ver al padre, quiere salirse del yo lírico y buscar al hombre.
En fin, parece que su mujer, Josefina Manresa, le escribió a Miguel Hernández, a la cárcel contándole que su niño solo comía pan y cebolla. Miguel Hernández le contestó y al niño le escribió esta nana.
Poeta, cárcel, niño, madre... ¡Es tan difícil hacer abstracción de todo eso! Pero el texto mismo es puro Miguel Hernández, y también nos gusta.
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